24 Mayo 2024

Bonos verdes: significado, ejemplos y tipos

 

La emisión de bonos verdes seguirá respaldada por las políticas climáticas, la normativa sobre divulgación de información ESG y la demanda de los inversores.


La emisión de bonos verdes ha ido en aumento, quizás, debido al incremento de los acontecimientos meteorológicos extremos que están ocurriendo con mayor frecuencia en todo el mundo. Los inversores están interesados en tener un impacto positivo y, por tanto, en invertir y financiar proyectos que ayuden a mitigar el impacto de tales acontecimientos.

Pero demos un paso atrás y empecemos por el principio: ¿qué son los bonos verdes? Los bonos verdes son títulos de deuda emitidos por entidades o empresas cuyos ingresos se destinarán a financiar proyectos con una contribución medioambiental positiva, como, por ejemplo, las energías renovables.

Los bonos verdes se rigen por los Principios de los Bonos Verdes de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA), «pautas voluntarias que recomiendan la transparencia y la divulgación y promueven la integridad en el desarrollo del mercado de bonos verdes».

Los cuatro principios son:

  1. Uso de los fondos: Los fondos se destinan en exclusivo a proyectos que repercutan positivamente en el medio ambiente.
  2. Proceso de evaluación y selección de proyectos: El emisor de un bono verde está obligado a proporcionar a los inversores información transparente sobre los objetivos de sostenibilidad medioambiental del bono, lo que permitirá evaluar y revisar externamente el impacto medioambiental del título.
  3. Gestión de los ingresos: La gestión de los fondos en cuestión será supervisada y controlada por el emisor, facilitando así una auditoría y revisión independientes.
  4. Presentación de informes: Será obligación del emisor de estos bonos proporcionar actualizaciones periódicas sobre la utilización de los fondos y los beneficios medioambientales obtenidos.

Los bonos verdes pueden explicarse como un mecanismo de financiación de proyectos y se utilizan ampliamente para proyectos de energías renovables (solar, eólica, hidroeléctrica, biomasa, etc. a través, por ejemplo, del apoyo a la construcción y explotación de parques eólicos, parques solares, centrales hidroeléctricas). Pero también medidas de eficiencia energética -destinadas a reducir el consumo de energía-, la adopción de transportes públicos, compartidos y con bajas emisiones de carbono, así como proyectos destinados a la conservación y restauración de ecosistemas, la protección de la biodiversidad, la gestión sostenible del agua, etc.

El Banco Europeo de Inversiones fue la primera entidad en gestionar este tipo de financiación, emitiendo esta deuda por primera vez en 2007. Según el Foro Económico Mundial, este segmento de deuda creció lentamente hasta 2017. Sin embargo, tras esta primera década, la evolución de este tipo de deuda se ha acelerado, en línea con iniciativas globales, como el Acuerdo de París - firmado en la Conferencia sobre el Clima (COP21) el 12 de diciembre de 2015 y que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 y contiene un plan de acción destinado a limitar el calentamiento global - y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, destinados a erradicar la pobreza extrema y el hambre en el mundo.

En los últimos años, varias compañías de sectores industriales muy diversos -incluidos los de servicios públicos-, pero también instituciones financieras y países, como Brasil, que emitió deuda sostenible en 2023 con el objetivo de frenar la deforestación en el Amazonas (alrededor del 60% de la selva amazónica está en territorio brasileño)- han accedido al mercado de bonos verdes para financiar proyectos ecológicos.

Los datos recopilados por Bloomberg muestran que la emisión de deuda sostenible aumentará significativamente en 2023. En cuanto a los bonos verdes, los datos de la agencia indican que empresas y gobiernos emitieron deuda por valor de 575.000 millones de dólares, lo que representa una cifra récord.

Además, las perspectivas para 2024 son alentadoras.  Tal y como adelantó un informe de S&P Global Market Intelligence, se pronostica un año fuerte para la emisión de deuda gracias a las previsiones de recortes de los tipos de interés por parte de los bancos centrales de EE.UU. (Reserva Federal de EE.UU.) y de la eurozona (Banco Central Europeo), generando así unas condiciones de mercado favorables tanto para emisores como para inversores.

Por último, las nuevas directrices europeas también podrían ser importantes para la emisión de estos bonos. En octubre de 2023, el Consejo Europeo adoptó un reglamento por el que se establecía una norma para los bonos verdes europeos. Este reglamento se publicó a finales de 2023 en el Diario Oficial de la Unión Europea y entró en vigor a finales de 2024. El Consejo explica que «el reglamento establece requisitos uniformes para los emisores de bonos que deseen utilizar la denominación “bono verde europeo” o “EuGB” para sus bonos sostenibles desde el punto de vista medioambiental.