12 Septiembre 2023
¿Cemento verde? Rediseñando los procesos de producción desde la sostenibilidad
Mauricio Paz, Industry Banker of Construction & Infrastructure
El concreto mantiene al mundo moderno unido, literalmente. Este material y su base aglutinante, el cemento, constituyen una de las materias primas clave en viviendas, edificios, puentes y carreteras esenciales para la actividad económica y para la generación de crecimiento sostenible.
Sin embargo, la industria del cemento también es la responsable de la generación de aproximadamente el 7% de las emisiones de gases de efecto invernadero, principales causantes del actual calentamiento global. Si bien los grandes jugadores del sector a nivel mundial han apostado por la reducción de estas emisiones en los últimos años, la industria debería acelerar estos esfuerzos de manera decidida para cumplir con sus compromisos de carbono neutralidad a 2050.
En reciente visita a la planta de Cementos Argos en Rioclaro, Colombia, comprobamos algo bien conocido en el sector industrial; y es que la producción de cemento requiere de altísimas temperaturas y de reacciones químicas con las que se consigue calcinar roca caliza para convertirla en clínker en cuyo proceso se desprenden grandes cantidades de dióxido de carbono. A nivel mundial, esta industria es la que genera más emisiones por cada dólar de ingresos que produce, si se compara con sectores similares en los que también es difícil reducir las emisiones. Así, la industria cementera produce 6,9 kg de CO2 por dólar, frente al 1,4 kg del acero y los 0,8 kg de la industria del petróleo y gas.
Es justamente por esto que la urgencia de lograr la descarbonización para la industria cementera es acuciante. Si las grandes cementeras quieren satisfacer la creciente demanda de cemento mundial de manera sostenible, tendrán que intensificar la adopción de modelos de negocio que busquen la eficiencia energética desde el mismo diseño de sus productos. Esto, de hecho, ya se consigue con las arcillas calcinadas del cemento verde, que reducen no sólo la cantidad de clinker utilizado sino también la energía necesaria para el proceso y, por tanto, el volumen de emisiones que se liberan al ambiente.
Descarbonizar la industria del cemento requiere de inversiones a gran escala que se cifran en torno a 70.000 millones de dólares anuales.
Además, las cementeras deberán incorporar estrategias de economía circular, utilizar energías más limpias y mejorar el manejo de residuos. Específicamente, y para cumplir con los protocolos firmados en París, el sector necesita reducir el ratio de Clinker/cemento, sustituyendo el Clinker con materiales alternativos, como las cenizas volantes o la escoria metálica, o bien con material de demolición que, al ser empleado en la producción de cemento, dejaría de ocupar espacio en los vertederos. Se cumpliría así con el imperativo de reciclar y reutilizar materiales aprovechables.
Descarbonizar la industria del cemento requiere de inversiones a gran escala en nuevas tecnologías para reducir las emisiones de los procesos productivos y de los combustibles utilizados en los mismos. Se ha calculado que alcanzar estos objetivos requerirá en los próximos años inversiones en torno a 70.000 millones de dólares anuales.
En BBVA somos conscientes de este crucial reto y por ello nos hemos comprometido a movilizar una gran cantidad de recursos para financiar de manera sostenible a clientes que se proponen metas reales y desafiantes para reducir sus emisiones. De este modo, nos hemos propuesto canalizar hasta 300.000 millones de euros entre 2018 y 2025 en proyectos que cumplan estos requisitos, con el objetivo, entre otros, de contribuir al cumplimiento de los acuerdos de París, que buscan limitar el calentamiento global a no más de 2 grados en comparación con los niveles preindustriales.