15 Octubre 2024
Centros de datos: el reto de la sostenibilidad en la era digital
En la carrera por responder a la creciente demanda de infraestructura digital, los centros de datos se han convertido en pilares de la economía moderna. Sin embargo, su expansión plantea un reto crucial: cómo gestionar su impacto ambiental en un mundo que lucha por frenar el cambio climático. En este contexto, los bonos verdes y los préstamos vinculados a la sostenibilidad (SLL) están surgiendo como herramientas financieras clave para fomentar la creación de centros de datos más sostenibles.
La acelerada necesidad de almacenamiento y procesamiento de datos ha disparado la construcción de centros de datos a nivel global, incrementando también su huella ecológica. Según la Unión Europea, los centros de datos representan actualmente el 3% de la demanda eléctrica de la región. Este porcentaje aumenta significativamente en países como Irlanda, donde el operador estatal de electricidad, EirGrid, estima que para 2031, los centros de datos y otros grandes consumidores de energía abarcarán hasta un 28% de la demanda eléctrica.
El problema no se limita solo al consumo de energía. Los centros de datos también son responsables de una porción considerable de las emisiones de carbono a nivel mundial. La Agencia Internacional de la Energía indica que estos centros y las redes de transmisión de datos contribuyen con un 1% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero relacionados con la energía. Esto plantea una contradicción: mientras la digitalización busca soluciones para un mundo más eficiente, sus propias infraestructuras alimentan una crisis ambiental.
Tres vías hacia un futuro digital más verde
Para mitigar su impacto, la industria está tomando medidas a lo largo de tres ejes principales: la eficiencia energética, la reducción de las emisiones de carbono y la gestión sostenible del agua. Uno de los caminos más prometedores es la transición hacia fuentes de energía renovable. Cada vez más centros de datos están invirtiendo en la construcción de plantas solares o eólicas que garanticen un suministro energético limpio y estable.
“La eficiencia energética de los centros de datos ha mejorado significativamente en los últimos años, especialmente en los centros de hiperescala, donde el índice de eficiencia energética PUE (Power Usage Effectiveness, es un indicador de eficiencia energética ampliamente utilizado en el mundo de los centros de datos, que compara cuánta energía total consume un centro de datos con la cantidad de energía que realmente va a las computadoras y servidores) se ha acercado a niveles tan bajos como 1.09”, señala Luis Fuente, Executive Director de Sustainability & Low Carbon Transition Advisory de BBVA. “No obstante, aún hay un largo camino por recorrer para mejorar las instalaciones existentes, cuyo promedio global de PUE sigue estancado en 1.5”.
El uso responsable del agua también se está posicionando como una prioridad en la gestión de los centros de datos. Según un estudio de la Cornell University, se estima que la creciente demanda de inteligencia artificial (IA) podría consumir entre 4,2 y 6,6 mil millones de metros cúbicos de agua para 2027, lo que equivale a la mitad del consumo anual del Reino Unido. Esta cifra pone en evidencia la importancia de implementar tecnologías que optimicen el uso del agua, especialmente en regiones donde el recurso es escaso.
Financiación sostenible para centros de datos: un motor de cambio
El papel de la financiación sostenible es fundamental para que los operadores puedan avanzar hacia estos objetivos. Los bonos verdes y los préstamos SLL permiten a las empresas alinear su financiación con metas ambientales claras. Además de ofrecer incentivos financieros para la eficiencia energética, estas herramientas promueven una mayor transparencia en cuanto a las emisiones de carbono y el uso de recursos.
La demanda de los inversores por mayor transparencia en cuestiones ESG está empujando a los centros de datos a adoptar prácticas más sostenibles y a reportar sus avances con mayor rigurosidad
“La demanda de los inversores por mayor transparencia en cuestiones ESG está empujando a los centros de datos a adoptar prácticas más sostenibles y a reportar sus avances con mayor rigurosidad”, explica Luis Fuente. En este contexto, las entidades financieras están desempeñando un rol crucial, ayudando a las empresas a cumplir con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo de París y a desarrollar estrategias a largo plazo basadas en los tres pilares ESG: ambiental, social y de gobernanza.
Desafíos y camino a seguir
A pesar de los avances, la industria enfrenta desafíos importantes. La creciente demanda de infraestructura digital debe equilibrarse con la necesidad de reducir el consumo energético y las emisiones. Si bien las tecnologías emergentes, como la refrigeración por inmersión líquida, son prometedoras, pero limitadas, y generarán un nuevo ecosistema de innovación que facilite su adopción y escalabilidad.
La colaboración será clave para acelerar esta transición. Las empresas de centros de datos deben trabajar en estrecha coordinación con proveedores, gobiernos y entidades financieras para establecer estándares más estrictos y fomentar la innovación en tecnologías limpias. Solo a través de estos esfuerzos conjuntos será posible crear una infraestructura digital que responda a las necesidades del futuro sin comprometer el planeta.
El futuro de los centros de datos está irremediablemente ligado a la sostenibilidad. A medida que la demanda de tecnología siga creciendo, también lo hará la presión para que estas infraestructuras minimicen su impacto ambiental. La combinación de financiación sostenible, innovación tecnológica y la colaboración de todos los actores será clave para lograr un equilibrio entre el crecimiento digital y la preservación del medio ambiente.