17 Mayo 2024

Préstamos verdes: significado y principios

Los préstamos verdes son una forma del mercado apoyar financieramente proyectos verdes. Para poder optar a esa financiación, se debe demostrar que el préstamo cumple con los cuatro principios de préstamos verdes y, además, generan beneficios para la sociedad.

 

El sector bancario posee un importante papel en la lucha contra el cambio climático y la promoción del desarrollo sostenible.

Existen diversos instrumentos para apoyar las inversiones sostenibles, como los préstamos verdes, que ya han sido contraídos por una gran variedad de empresas en todo el mundo. Pero, ¿qué son los préstamos verdes? Se trata de préstamos o líneas de crédito contingentes (como líneas de fianzas, líneas de garantía o cartas de crédito) cuya finalidad última es prestar apoyo financiero (financiación o avales), total o parcial, a proyectos que impacten de forma positiva en el medio ambiente. 

Algunos ejemplos son los proyectos que promueven la conservación de los recursos naturales, minimizan el cambio climático, fomentan el uso de energías renovables o la eficiencia energética, todos ellos pueden optar a este tipo de préstamos. Sin embargo, es importante subrayar que su concesión depende de la institución financiera, en función del objetivo principal de cada proyecto.

Los préstamos verdes son una práctica de mercado que siguen directrices voluntarias recomendadas, desarrolladas por un grupo de trabajo experimentado compuesto por representantes de Instituciones financieras y bufetes de abogados líderes activos en préstamos globales. Los Principios de los Préstamo Verdes son emitidos por la LMA / LSTA.

 

Existen cuatro principios que determinan los préstamos verdes:

 
  • Uso de los fondos: los préstamos verdes financian proyectos con un impacto positivo para el medioambiente, y esta aclaración debe figurar en los documentos financieros. Este tipo de iniciativas abarcan ámbitos como la de las energías renovables o la lucha contra la contaminación.
  • Proceso de evaluación y selección de proyectos: los prestatarios verdes deben comunicar los objetivos medioambientales de sus proyectos y cómo se alinean con las categorías disponibles, incluyendo medidas para identificar y gestionar los riesgos medioambientales y sociales asociados. Además, las entidades que deseen obtener un préstamo verde deben integrar su estrategia de sostenibilidad, dar a conocer su alineación con las certificaciones y establecer procesos para mitigar los riesgos ambientales y sociales mediante el análisis y seguimiento de los compromisos.
  • Gestión de los fondos: los ingresos derivados de los préstamos verdes deben supervisarse de forma transparente, con un etiquetado claro y cuentas separadas para el tramo o tramos verdes, garantizando su integridad. Los prestatarios deben revelar la colocación temporal prevista de los ingresos no asignados, gestionándolos por préstamo o de forma agregada.
  • Presentación de informes: se insta a los prestatarios a mantener registros actualizados de la utilización de los fondos, revelando anualmente los que hayan sido asignados, las descripciones de los proyectos y los impactos previstos, haciendo hincapié en la transparencia a la hora de comunicar los resultados de las iniciativas a través de indicadores de rendimiento cualitativos y cuantitativos, y revelando las metodologías subyacentes.
 

Por todo ello, los préstamos verdes son una parte esencial de los instrumentos de los que disponen las entidades financieras para contribuir a la lucha contra el cambio climático.

El año pasado, los préstamos verdes representaron 218.000 millones de euros, frente a los 193.000 millones de euros de 2022. La tendencia es cada vez mayor, y solo es cuestión de tiempo que se conviertan en el principal contribuyente a un futuro más sostenible.